Una puerta y una ventana

Una puerta y una ventana
Casi siempre suelen haber, al menos, dos salidas... y dos entradas

Fines

El proyecto de FUNDACIÓN Buñol Se Vive quiere conseguir, ayudas de personas, empresas, instituciones, profesionales, científicos, pensadores que deseen convertir sueños en realidades, que quieran que Buñol se convierta en un ejemplo de pueblo del siglo XXI, un lugar donde lo humano predomine sobre los demás intereses y sobre todo, ayudar a provocar un cambio que consiga llenar de vida las calles de Buñol, nuestro pueblo. El propósito es generar un cambio de actitud en las instituciones, asociaciones e individuos... cuyo único fin sea el crecimiento y el bienestar las personas.

La Habitación

 



Ayer vi una estrella que recorría todo el cielo ante mis ojos. La verdad es que vi más de una, pero fue esa exactamente la que me causó mayor impresión, su movimiento marcó la diferencia. Las vi tumbado, al revés, en la cama de mi habitación con la ventana abierta y una par de prismáticos viejos de cristales cóncavos. Es la noche de San Lorenzo creo... o algo así comentaron al día siguiente y yo sin enterarme.
Lo de enterarse o no tiene su miga, en la época en la que más información se maneja de toda la historia del ser humano, además, de fácil acceso y gratuita, y resulta que la información se basa en una cabecera, máximo unas cuantas frases: Es lo que vende en este mundo de velocidades de vértigo, o lo que es lo mismo, éste mundo que hemos construido es una máquina de neuróticos. Comemos cada vez más deprisa, dormimos lo justo, incluso menos, trabajamos unos mucho y otros nada, aún así parece que todas las personas tengamos prisa, hasta los jubilados tienen llena la agenda y se ponen a gritar cuando esperan...
La información pulula por ahí sin orden ni concierto, se habla de cualquier cosa sin un conocimiento cierto, hondo, leído y quizá, con suerte experimentado. La conversaciones se convierten en repeticiones de los telediarios, prensa, redes sociales y demás Aves comunicativos. Joder, qué bien, cuando cae en mis manos y en mi tiempo un ensayo, eso sí, corto, porque tiempo tengo poco, me paso el día escuchando y leyendo frases cortas que ocupan casi todo mi tiempo. He llegado a la conclusión de que el tiempo y la salud son dos de los ejes del bienestar. Tener tiempo...¡Qué bueno, buenísimo!
Van Gogh pintó su habitación, y no se quién no salió de su habitación en su vida, y no se quién decía algo de viajar por su habitación, incluso hay quien habita en una habitación. Hace poco murió un buen amigo de un buen amigo que vivía  bien en ella, tranquilamente. Parece que habitar es mucho más que estar o que dejarse llevar por los dimes y diretes que tratan de contarnos todos y que nosotros tratamos de contar. La comunicación es muy importante, pero me pregunto si verdaderamente nos comunicamos, si se produce aquello de que el mensaje del emisor llegue al receptor, el mensaje si es que lo hay, el contenido vamos, para entendernos de una forma sencilla.
Cuando era estudiante me preguntaba si en realidad aprendía cada día en esas soporíferas clases llenas de datos y abstracciones, entonces me respondía que sí, hoy también diría que sí pero con algunos matices, en las clases que más aprendía eran en las que más sano contenido comunicativo había, no se trataba de contarte lo que decían los libros sino de interpretarlos, experimentarlos, o algo así y transmitir los contenidos de la emoción. Aquellos profesores eran los que me gustaban y hoy sigo disfrutando de los mismos. No debemos creo, transmitir cualquier cosa y de cualquier manera, qué poco valor le damos a la verdadera comunicación, expresar nuestra forma en vez de nuestro fondo es un camino de repeticiones, aburrimiento y hastío. Todo carece de sentido sin un halo de vida real, de experiencia vivida, de emociones sentidas. Para qué contarnos el calor que hemos pasado si no es como introducción para llegar al corazón de la realidad, para aprender y enseñar a vivir, para crecer, crecer y crecer...
Vengo ahora mismo del cincuenta cumpleaños de una amiga, hace más de media vida que nos vemos a diario y probablemente creemos conocernos del todo, tras tantas aventuras y desventuras uno al lado del otro... y probablemente es cierto, pero solo en parte. Las relaciones a lo largo de los años nos llenan de "a prioris" creyéndonos conocer las respuestas sin hacer la preguntas, craso error... Nunca se conoce a nadie del todo pero si es posible conocer lo más íntimo de una persona el camino es hacer la pregunta y escuchar la respuesta. Parece fácil pero no lo es, al menos, atendiendo a la realidad en la que vivimos a poco que seas mínimamente observador. Lo realmente difícil es hacer las preguntas adecuadas, en el tono correcto y con la intención clara, las respuestas así salen solas, sin prejuicios, sin miedos, sin posturas e imposturas, con el mínimo teatro, solo el imprescindible, aquel personaje que nos hace sentirnos a cada uno, nosotros mismos.
Viví en esa habitación durante tres años, conmigo mismo, con las breves visitas necesarias para no perder la cordura y con las mínimas salidas a la calle en busca de aprovisionamiento en todos los sentidos. Fue una fructífera experiencia y una importante lección. Acaso no es el futuro, de alguna manera, un contrato con el pasado y viceversa...

Momentos


Un sonido diario suena lejano, se va a acercando hasta conseguir abrirme los ojos. Al mirar reconozco la habitación donde duermo a diario. Estoy en mi cama, me doy cuenta que acabo de despertar. Físicamente me encuentro como cuando uno vuelve cansado de viaje: Los músculos dormidos, la garganta muda, la boca densa, los ojos hinchados y la cabeza en trance, entre dos mundos distintos. Dormiría unas horas más me digo e inmediatamente asumo que tengo que levantarme, como cada día, como todas las personas que nos sentimos de "bien" asumiendo responsabilidades. Valores que hoy parecen caducos entre tantas mentiras, entre tantos ladrones de sueños, entre borrachos de poder sin amor.
Consigo ponerme en pié pese al peso del sueño o quizá de los sueños no cumplidos, no son pocos o quizá sí, creo que, como la edad en algunas personas, no lo confesaré. Llego al baño y me enfrento al espejo, no es fácil mirarse nada más despertar y en todos los sentidos. Me digo constantemente que el mejor tiempo siempre es el presente, probablemente nunca estaremos mejor que hoy, el mañana trae consigo la decrepitud y sin duda la muerte.
Abro la ventana y entra el aire limpio de la mañana acompañado de algún que otro sonido mezclado entre mecánico y pájaro, los dos a la vez confunden. La confusión y la incertidumbre te suelen acompañar como tu sombra toda la vida. Abro el grifo y me refresco la cara, creo que hoy no me voy a afeitar, no tengo ganas. Me molesta no tener ganas. Al final me arrepiento y lo hago. La espuma cubre parte de mi rostro como una barba postiza, blanca y olorosa, la maquinilla pasa despacio sobre la piel, desaparece el bello en las cuchillas mezclado con el blanco. Limpio y pasada de nuevo, así hasta que termino. La verdad es que uno mejora, nunca he entendido muy buen por qué...
Estoy cansado y todavía no he hecho nada, esto debe tener algún nombre entre galván y su verdadero origen. ¿Acaso sabemos por qué sentimos lo que sentimos o cómo se produce un estado de ánimo, o mejor, cuándo se produce, cómo cambiarlo con eficiencia? Quizá no. Así lo estima mi experiencia y el ojo clínico.
Mientras pasa el agua de fría a caliente busco la ropa que me voy a poner, repaso la lista de eventos posibles hoy y de los niveles de aceptación de una imagen u otra y elijo. Me conviene este pantalón y esta camisa y esta... Y hoy sin lugar a dudas mis calzoncillos verdes de la suerte. Creo que me hacen crecer los huevos y eso muchas veces viene bien. Siempre me ha parecido extraño convenir que nuestros genitales sean la mayor expresión de bravura, cuando es más que probable que estemos hablando de la parte más sensible y débil del cuerpo masculino. Un pequeño golpe y... desaparece Clint.
Consigo ponerme debajo del agua y comienzo a despertar de verdad, lo sé porque una ráfaga larga de pensamientos se amontonan pidiendo turno, algunos incluso árnica. Viva la neuronas vivas, muy vivas. Me seco despacio como comprobando que estoy entero y nada me falta. Respiro hondo mientras me peino y abro el desodorante. Listo.
Me visto empezando por la ropa interior, luego los pantalones, la camisa... y por último los zapatos, cuando entran en mis pies es cuando me siento realmente vestido, los limpio, último toque. Tengo un amigo que define el carácter de las personas a nivel profesional por sus zapatos, desde que me lo explicó me fijo... No concluyo pero no puedo dejar de mirar...
Miro la hora y con tanto romance se me ha hecho tarde, voy deprisa a la cocina, cojo un plátano como todos los días y me lo como rápido...recojo mis trastos y salgo pitando hasta el coche. Lo busco en las zonas habituales y no lo encuentro. Sigo andando y mirando, hace calor ya y es temprano, a lo lejos veo la antena que me lo define, ahí está. Arranco y salgo deprisa, nadie me pisa los talones salvo mi conciencia, me molesta mucho la impuntualidad. La mía todavía más.
Me incorporo a la autovía como todos los días, hoy no sé que me pasa voy común loco, la velocidad me envuelve, tenso y agresivo incluso, no me reconozco, pongo la radio y están explicando lo de siempre y con los mismos argumentos y con el mimos estilo y aconseja la misma ignorancia o quizá son conscientes y solo están prudentemente adaptados. El estómago me da vueltas, de inmediato vomito en el asiento del acompañante.... Paro en el arcén, estoy mareado e impresionado, muy impresionado, nunca me había pasado algo así. Saco un trapo y papel y limpio todo como puedo, arranco, doy media vuelta, he pensado volverme a casa... Siguen insultando a nuestra inteligencia por la radio, la arranco del salpicadero y la tiro por la ventana. Estoy furioso.
Un coche me adelanta con un movimiento brusco y me toca el claxon y me cago en toda su familia, especialmente en su querida mamá, estoy alucinando conmigo mismo. No pasa ni un kilómetro y en el paso cebra me gritan varias personas desde la puerta de un bar de almuerzos... Y me despierto.